Reproducimos
parte de la última entrevista realizada por el periodista católico
Javier Navascués al Duque Paul de Oldenburg, para la web católica
Adelante la Fe.
La
Casa de los Oldemburgo es una familia
noble
originaria del norte de Alemania, que llegó a ser una de las
dinastías reales más influyentes de toda Europa. El
Duque Paul de Oldenburg es
dirigente de la TFP alemana y responsable en Bruselas del Escritorio
de representación de la Federación
Pro Europa Cristiana.
Está casado con una española, Doña Pilar Méndez de Vigo
Oldenburg, y el castellano es la lengua del hogar.
En
esta entrevista analiza, desde la Tradición, la decadencia de Fe de
occidente y la crisis en la misma Iglesia. A los lectores de este
portal les desea que hagan vida el propio nombre de la web…¡Adelante
la Fe!
Nos
gustaría que nos dijese alguna palabra sobre la personalidad del
Profesor Plínio Corrêa de Oliveira quien, como fundador de la TFP
brasileña e inspirador de todas las otras, es en cierta forma la
pauta de su actuación aquí al frente de la sección de Bruselas de
la Federación Pro-Europa Christiana.
Efectivamente
el pensamiento y la obra Profesor Plinio Corrêa de Oliveira están
en la raíz de mi actuación aquí. Nuestra Federación, que
normalmente designamos por su sigla más corta FPEC, representa a las
TFPs europeas u otras organizaciones afines inspiradas por la misma
idea de una presencia o una militancia católica en los problemas
culturales, socio-económicos y políticos de nuestros días.
El
Señor Doctor Plinio, como lo llamamos y recordamos afectuosamente
con esta fórmula tan típica de Portugal, nació en 1908 en un
momento auge del embate liberal-anticlerical contra la Iglesia y poco
antes que a esta ofensiva se sumase la del comunismo con la
revolución del 17.
Desde
muy joven se destacó como un notable pensador católico y hombre de
acción. O sea, no sólo fue autor de libros muy difundidos, sino que
también fue líder del movimiento católico de su país, el Brasil.
Fue diputado en la Asamblea Constituyente de 1934, en la que defendió
los intereses de la Iglesia ante los desafíos del laicismo. Fue
Profesor Universitario en la Universidad Católica de San Pablo. Como
escritor, produjo 19 títulos y como periodista, millares de
artículos en la prensa brasileña y de otros países.
Su
militancia podemos caracterizarla como una defensa del Papado, de los
derechos de la Iglesia, del Occidente Cristiano – el ideal de
Cristiandad marca profundamente todo su pensamiento. Por ello
enfrentó ideológicamente los totalitarismos nazi y comunista, se
opuso a las ideas del Humanismo Integral de Maritain, denunció los
aspectos deletéreos del american
way of life en
cuanto negadores del pecado original y generadores del neo-paganismo
contemporáneo. El aspecto más marcado de su vida pública fue, sin
duda, su lucha contra las dos vertientes que más trataron de
deformar la Iglesia Católica en el siglo XX: de un lado, el
progresismo
católico,
que trata de adaptar la religiosidad de la Iglesia a los desvíos
modernos o contemporáneos y, de otro, la izquierda
católica que
trata de utilizar la Iglesia como instrumento para hacer avanzar las
revoluciones del momento. Podríamos considerar a la Teología de la
Liberación como un producto del progresismo católico que objetiva
dar un apoyo doctrinario o pseudo-teológico al socialismo, a la
guerrilla marxista y a la posterior deconstrucción
del
modo de vida en el que sobreviven tantos elementos cristianos.
Como
dije, la fundación de Tradición Familia y Propiedad en el Brasil, y
la inspiración de las organizaciones del mismo nombre por el resto
del mundo, y la actuación de todas ellas desde mediados del siglo XX
hasta el presente, marcan la trayectoria central de lo que fue la
obra del Profesor Plínio Corrêa de Oliveira.
¿Cómo
nació la Federación Pro-Europa Cristiana y como definiría su
finalidad?
No
estamos enamorados de la globalización. Quien nos conozca un poco,
sabe que vemos en ella el avanzar pernicioso de una masificación que
está eliminando las características de cada país europeo. A
nuestro ver, esta diversidad que se disuelve es un elemento central
de la Cristiandad. Para peor, la Torre de Babel que se construye
viene cargada de contenidos anti-cristianos, neo-paganos, cuando no
directamente esotéricos.
Sin
embargo, y hasta por ello mismo, surgió para nosotros la necesidad
de representar en Bruselas ante las instancias políticas
comunitarias la acción de cada una de las asociaciones europeas
hermanadas en una visión cristiana de la sociedad.
Es
nuestra tarea habitual hacer llegar los documentos que producen al
Parlamento o a la Comisión Europea. Esta presencia nos ha dado
ocasión de unirnos a otras iniciativas afines, como la de One of Us
cuando pidió el cese del financiamiento a experimentos con embriones
humanos.
El
escritorio de la FPEC en Bruselas ha sido lugar de encuentro de
diputados o activistas europeos o americanos, tanto del norte como
del sur, que llegan aquí movidos por objetivos que coinciden con los
nuestros.
También
en nuestro auditorio se realizan conferencias públicas donde
especialistas de los temas más variados mantienen actualizado a un
público exigente y cosmopolita que caracteriza a la Bruselas de hoy.
¿Considera
que sea necesario hoy más que nunca defender la Cristiandad?
Defender
la Cristiandad es un deber específico de los cristianos laicos en
cualquier época histórica. Lo recuerda hasta la Lumen Gentium al
decir:
“A
los laicos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el
reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos
según Dios.”(LG, 31)
Destaco
el por
propia vocación…Con
más abundancia puede verse el mismo principio en la Quas
Primas de
Pio XI o en documentos de San Pío X como Il
fermo propósito...
El
Profesor Plinio, por su lado, escribía que la perfección cristiana
individual genera, necesariamente, una cultura católica. Y ésta, a
su vez, una Civilización católica. De manera tal que quien quisiese
prohibirnos la construcción de la Ciudad de Dios estaría, aunque no
lo pretendiera, perjudicando nuestra aspiración a la santidad. Y así
mostraba el desatino liberal de pretender que podíamos reducir la
religiosidad al mero ámbito individual sin perjuicio de la misma
vida cristiana.
Este
llamado de los católicos a promocionar la Cristiandad se torna hoy
más imperioso porque este objetivo es claramente combatido por un
neo anticlericalismo virulento que se manifiesta, por ejemplo, en el
rechazo de incluir la mención a las raíces
cristianas en
la Constitución Europea y tantas otras ofensivas contra las
manifestaciones públicas de la Fe.
¿Cómo
caracterizaría la crisis actual de la Iglesia? Considero
que la Iglesia vive la crisis más aguda de su historia. Si damos una
mirada hacia los varios aspectos del mundo de hoy vemos herejías por
todas partes, vemos profanación de los sacramentos, vemos
menospreciadas la virginidad y la castidad según el propio estado,
vemos el divorcio, el concubinato, el adulterio aceptados con
normalidad, los hijos ilegítimos, los hijos que no conocieron a
alguno de sus progenitores, hasta la Extrema
unción despreciada.
Es
claro que si la sociedad está así, ello se debe en parte a que la
Iglesia, que debiera santificarla y salvarla, también atraviesa un
momento que deja mucho que desear. En vez de evangelizar el mundo, se
optó por dialogar con él, especialmente en lo que caracteriza la
“modernidad”. El resultado fue la teología existencialista de
Rahner, la moral de situación de Marciano Vidal, la teología de la
liberación marxista de Gustavo Gutiérrez, etc. O sea, que en vez de
convertirnos para adaptar nuestras creencias y nuestras vidas al Bien
y a la Verdad revelados, hacemos una “relectura” del Evangelio
para aceptar el neo-paganismo moderno y la Revolución
anti-cristiana.
¿Estamos
perdidos? ¿O hay esperanza?
Fátima,
la gran esperanza,
es el título de una de nuestras campañas más importantes en alguno
de los países que representamos aquí en Bruselas. Fátima, no es
una esperanza, es una certeza. Si el mundo no se enmendaba, advirtió
en 1917, vendría un gran castigo pero al final Su Inmaculado Corazón
triunfaría. Y como prueba de la veracidad de este anuncio pronosticó
varios otros sucesos, que ocurrieron todos, e hizo el portentoso
milagro del sol.
El
triunfo del Inmaculado Corazón de María es la gran esperanza, y la
gran certeza, que nos aguarda en el horizonte.
Y
nuestra querida Europa, ¿cómo la ve?
Nuestra
querida Europa…Cuando hablamos de ella hablamos de la Cristiandad.
A pesar de que el Reinado Social de Cristo puede ser instaurado en
diversos marcos culturales, fue históricamente aquí en Europa que
se instaló y de aquí navegó
hasta
los confines del mundo. Ustedes, ibéricos, españoles y portugueses,
cargan ese mérito histórico.
Estoy
seguro que cuando esperamos que el corazón de María triunfe
esperamos también que Europa cristiana vuelva. No imagino un Reino
Social de Cristo sin Europa.
Me
parece que nuestro continente se convulsiona hoy en la etapa final de
una crisis. Las utopías liberales y socialistas se agotaron. El
mundo quiere otra cosa. Pero Jesús es el único camino. No debemos
buscar salvaciones fuera del Cristianismo. En ese sentido, de nuevo,
Fátima es la gran esperanza. Su apelo a la conversión profunda y
sincera, atendido, es lo único que podrá salvarnos.
¿Cómo
se despediría de nuestros lectores españoles y por extensión de
toda Hispanoamérica donde tanto se lee este portal?
Parafraseando
a María Antonieta les diría que el castellano es la más bella
lengua cuando la oigo en los labios de mi mujer y de mis hijos.
Espero
no ofender a mis compatriotas alemanes ni a los nacionales de otros
países agregando que quien no aprecia el modo de ser católico de un
español le falta algo en su catolicidad. Tal vez el “sí, sí; no,
no” y la altanería caballeresca debieran caracterizar a todos los
hijos de la Iglesia pero en el caso de España lo es de un modo
insustituible. España llevó la Fe a Hispanoamérica. Pienso en
combatientes que van al combate cantando “Viva la muerte”, o que
en un Viernes Santo honran al Señor crucificado cantando “soy el
novio de la muerte”. Esta frontalidad va de maravillas con una
Santa Teresa que le reprocha a Jesús de tener tan pocos amigos
porque a los que tiene los trata tan mal.
Quería
entonces decirles a todos los españoles católicos que los
necesitamos. Que Europa precisa católicos así. Vuelvan a ser así,
o continúen siéndolo, por el bien de ustedes y por el bien de la
Iglesia.
Entrevista
Completa: aquí