8 de Diciembre, Inmaculada
Concepción de María.- El
motivo de este artículo es el aniversario de un año del Círculo de Estudios
Santaella. Hace un año ya de lucha, con victorias y derrotas, pero esta guerra
en la que participamos es muy particular. Tenemos por líder a un rey, un
monarca. Y dado que hoy día la institución monárquica ha desaparecido, nuestra
causa tiene un tinte original. En esta guerra además el papel del buen
soldado no es sólo combatir al enemigo, sino evitar que el enemigo se cobre
víctimas de nuestras huestes. Eso dota a nuestra causa de un vínculo fraterno
del que depende nuestra victoria personal. Y puede que haya generado una
sensación de extrañeza o asombro al referirme a victoria personal en términos
bélicos, pero no me he equivocado empleando los términos puesto que nuestra
guerra tiene algo que no tienen ni han tenido otros enfrentamientos en la
Historia de los hombres: Ya sabemos quién es el bando que va a ganar. Todo
lector aventajado se habrá percatado ya del enfrentamiento al que se refieren
estas líneas: la lucha entre Cristo y el mundo.
¿Y
qué gracia tiene participar en una guerra de la que ya sabemos el final?,¿no es
más lógico esperar el desenlace final y después celebrarlo? NO, puesto que en
este acontecimiento belicoso no existe una figura que sí existe en las guerras
del mundo: los civiles. En esta guerra no hay un grupo de hombres que pelean y
otro que aguarda el resultado. En esta guerra aquel que no combate por Cristo,
combate en las hordas mundanas: Quien no está conmigo, está contra mí (1).
Pero no te excuses, lector comodón, si piensas que por estar con Cristo se
entiende aquel que cree en Él pero que no está dispuesto a enfrentar las tesis
mundanas, Cristo mismo nos da la solución: ¿Por qué me llamáis Señor, Señor
y no hacéis lo que os digo? (2)
Sé
lo que estás pensando: pero ¿qué tiene esto que ver con el Círculo de Estudios
Santaella? TODO, pues es la principal función del Círculo recapitular todas las
cosas en Cristo (naturales y sobrenaturales). Un fin que queda definido con el
lema de san Pío X: Instaurare omnia in Christo. Es por ello que
nuestro Círculo imparte formación, difunde información de interés, colabora con
asociaciones formativas… para que esta llama que nosotros llevamos la peguemos
a todo lo que nos rodea: Fuego he venido a traer a la Tierra, y ¿qué quiero
sino que arda? (3)
Es
por ello que celebramos un aniversario de lucha y combate. Y como en el combate
durante las batallas hemos conseguido victorias, hemos tenido también nuestras
pérdidas, pero lo fundamental es que seguimos aquí, en pie frente al enemigo
con la certeza de que si queremos permaneceremos hasta el final, pues nuestra
victoria está asegurada: No temáis, yo he vencido al mundo (4).
Por
eso, desde nuestro Círculo aprovechamos para animar a nuestros integrantes a
estar alegres y a estar atentos. El mundo sabe que ha perdido y es por eso que
es ahora cuando es más peligroso. De modo análogo a una corrida de toros,
cuando llega el momento de entrar a matar, el matador y la bestia se miran y
saben que sólo puede quedar uno, y es en el momento de la estocada cuando la
cornada del toro es más fuerte y peligrosa. Desde el Sacrificio de Cristo en la
Cruz, el mundo ha recibido la estocada de gracia y ahora sólo busca alguien
para que lo acompañe en su fatal desenlace. Por ello, no nos asustemos si vemos
que nuestra condición con el mundo cada vez genera más hostilidad, más
escándalo… Cuánta más sea la saña con la que nos persigan, más próxima está la
derrota de nuestros enemigos.
Ánimo
y a seguir peleando.
(1)
Mt XII, 30
(2)
Lc VI, 46
(3)
Lc XII, 49
(4)
Iohan XVI, 25-33
Javier Fdez. Sandoval